Consejos para que la eficiencia energética sea cosa de tod@s
¿En qué consiste la eficiencia?
En el caso del consumo energético, el concepto de eficiencia se traduce en la búsqueda de un mayor rendimiento a cambio de la misma cantidad —o incluso menos— de combustible o energía. Es decir, producir más con menos; un ejemplo podría ser el de la eficiencia energética aplicada a los sistemas de iluminación: estamos hablando de iluminar más gastando menos electricidad.
Consejos para ser energéticamente eficientes
Da igual si quieres adoptar la eficiencia energética para reducir los costes de tus facturas o para maximizar los beneficios de tu empresa al final de cada mes, lo importante es comprometerse y adaptar algunos aspectos de nuestra vida diaria a una serie de medidas y cambios.
¿Cómo podemos empezar a practicar la eficiencia energética? La casilla de salida puede ser nuestra propia vivienda. La clave está en una serie de aspectos como la calefacción y el agua caliente, los electrodomésticos, la iluminación y cómo nos servimos de ellos.
La llave para alcanzar la eficiencia energética respecto a la calefacción está en un uso racional, así como asegurarnos de que las distintas habitaciones de nuestra casa cuenten con un correcto aislamiento térmico. Si no, los sistemas de calefacción tienen que trabajar aún más para calentar una estancia y por lo tanto se consume más electricidad.
Por otro lado, para calentar el agua, podemos servirnos de colectores térmicos para aprovechar la energía solar y, de paso, instalar en los grifos y en las duchas perlizadores —que mezclan el agua con aire para utilizar una menor cantidad y que no lo notemos— o alcachofas eco-eficientes. Y lo más importante y básico: no utilizar demasiada agua caliente.
Para iluminar nuestro hogar y ahorrar en la factura de la luz, la mejor opción son las bombillas led, capaces de iluminar con más potencia a cambio de un menor consumo eléctrico y con una vida útil muy superior a las demás bombillas tradicionales. Este sistema de iluminación se puede combinar con detectores de presencia, programadores e interruptores con temporizador para alcanzar una mayor eficiencia energética.
También es muy importante aprovechar al máximo posible la luz y el calor natural que se filtran hacia el interior e impedir que más tarde, por la noche, el frío se cuele por las ventanas. Es por esta misma razón por lo que es muy recomendable aislar tanto ventanas —con doble acristalamiento— como puertas. A la hora de usar los aparatos electrónicos —además de hacer un uso correcto y racional— hay que tener mucho cuidado con el consumo fantasma y el modo «stand by»; lo mejor en estos casos es desenchufarlos cuando no lo utilicemos.
Al adquirir o renovar los electrodomésticos, la opción más respetuosa con el medioambiente y nuestra factura son, sin lugar a dudas, aquellos que muestren en su etiqueta energética el mayor valor de ahorro. Es posible que supongan una inversión inicial alta, pero siempre terminan por amortizarse a corto plazo gracias a la eficiencia energética.
Pero ¿qué es una etiqueta energética?
La etiqueta energética es una forma rápida y sencilla de descubrir el valor de la eficiencia energética de los electrodomésticos en los que aparece. Este sistema de etiquetado e identificación se basa en una escala de letras y colores, siete en total, que van desde la letra A y el verde —más eficientes— hasta la letra D y el color rojo —menos eficientes—.
Un electrodoméstico que en la etiqueta muestre que es de clase A puede llegar a gastar casi la mitad de energía que el mismo aparato de clase media.
La eficiencia energética está determinada incluso por el mismísimo diseño y la construcción de nuestra vivienda; pautas de la arquitectura bioclimática y materiales especiales, ecológicos y aislantes. Pero ¿qué es la arquitectura bioclimática? Puede sonar como un término extraño y complicado, pero nada más lejos de la realidad. La arquitectura bioclimática consiste en diseñar edificios teniendo en cuenta las condiciones climáticas, los recursos naturales cercanos y reducir al máximo el consumo y el impacto ambiental.
Como verás, en su mayoría, se tratan de medidas sencillas de aplicar en nuestro día a día. Puede que al principio supongan una inversión un poco más alta de lo que estamos acostumbrados, o nos cueste cambiar algunos de nuestro hábitos de consumo más arraigados, pero sin duda tanto el planeta tu bolsillo lo agradecerán.
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