Economía circular y las 3R —reducir, reciclar y reutilizar—
Este modelo hegemónico es completamente insostenible: no solo estamos sobreexplotando una serie de recursos naturales muy valiosos; la contaminación resultado de la extracción de estos materiales, la fabricación de los productos y la forma de desecharlos de forma irresponsable una vez que han cumplido su misión están envenenando nuestro medioambiente y agravando el cambio climático.
¿Qué es la economía circular?
Como respuesta ante la necesidad de un cambio en los procesos de producción y consumo de los mercados surge un nuevo modelo basado en el desarrollo sostenible; estamos hablando de la economía circular. Este modelo alternativo consiste en sustituir los flujos económicos que terminaban con un bien desechado —extracción, fabricación, uso, desecho— por una vida útil circular y prácticamente infinita —extracción, fabricación, uso, fabricación a partir del desecho, uso,…—.
Gracias a la economía circular y a este bucle de producción y consumo no solo podemos reducir de forma drástica la explotación de recursos naturales, también reduciremos en gran medida el uso de combustibles fósiles y, por tanto, la huella que estos bienes dejan en el medioambiente.
La economía circular diferencia entre dos tipos distintos de materiales: por un lado tenemos los biodegradables —o nutrientes biológicos— que pueden volver a incorporarse a la naturaleza sin problemas una vez que han llegado al fin de su vida útil, y por otro lado los nutrientes técnicos como componentes electrónicos y objetos metálicos —que no pueden regresar a la naturaleza—. En este último caso, la economía circular propone volver a introducirlos en el ciclo de producción para producir otros bienes nuevos sin necesidad de extraer más recursos naturales adicionales.
Pero la economía circular va más allá del mero proceso de producción y consumo de bienes. Este concepto conlleva tener en cuenta la necesidad de reincorporar los residuos desde la primera fase de concepción y diseño del producto en cuestión. Además, como parte fundamental del desarrollo sostenible, apuesta por la completa sustitución de los combustibles fósiles por energías renovables.
Sin embargo, la economía circular no deja de ser un modelo alternativo que busca un beneficio sostenible a largo plazo en lugar de aquel ya establecido que aboga por una producción rápida y con beneficios a corto plazo. Por ello no es de extrañar que este modelo cause desconfianza a la hora de buscar financiación y pocas sean las empresas que son capaces de financiar y adoptar este cambio.
Nada más lejos de la verdad, la economía circular conllevaría grandes ventajas económicas a las empresas. Por ejemplo, al reutilizar productos desechados para producir nuevos, se abaratarían los costes, se reduciría el precio final de cara a los consumidores y los beneficios se verían aumentados. Y todo esto sin perjudicar el medioambiente.
La importancia de las 3R
Como ya habrás supuesto, en la economía circular las 3R tienen una enorme importancia, siendo uno de los elementos claves. Las 3R son una propuesta de hábitos de consumo responsables con el medioambiente que se basan principalmente en reducir la cantidad de residuos y en su gestión de forma respetuosa con el medioambiente.
Estas 3R de la economía circular corresponden a Reducir, Reutilizar y Reciclar.
Por una parte, reducir el consumo de bienes y el gasto energético, reutilizar los bienes para darles una segunda vida útil para el mismo uso o para otro distinto, y por último reciclar para fabricar bienes a partir de materiales reciclados.
Sin embargo, con el tiempo, se han incorporado otras R o principios como la reparación de bienes averiados para aumentar su vida útil, o la práctica de alquilar bienes por encima de su compra.
La economía circular y, por consiguiente, las 3R constituyen el futuro de un modelo económico necesario para no agotar los recursos naturales de nuestro hogar, el planeta Tierra.
Gracias a este modelo circular, no solo se genera beneficio económico, también luchamos contra el cambio climático, en definitiva, la puesta en práctica de una de las máximas del desarrollo sostenible.